La adquisición de un nuevo colchón equivale a la compra de descanso, comodidad y en definitiva, salud. Estos son los criterios que se deben considerar cuando, cada 12 años aproximadamente, sustituimos la vieja superficie que soportado nuestro peso, en muchos casos multiplicado por dos, siete días a la semana durante 7-8 horas (los médicos recomiendan dormir un mínimo de 52 horas semanales) se acoge ahora a tu derecho de descanso indefinido.
No nos referimos ahora a la cantidad de horas que pasamos durmiendo -un tercio de nuestra vida- sino a la calidad del sueño. Si cada mañana permanece la sensación de incomodidad y de que apenas se ha descansado, ha llegado la hora de sustituir el viejo colchón.
La firmeza del colchón
La firmeza de un colchón es un factor crucial para mantener la salud de su espalda, un buen colchón debe repartir el peso del cuerpo de la manera adecuada. Debe ser lo suficientemente firme para sostener bien el cuerpo, pero que no resulte incómodo.En los últimos años se ha extendido la idea de que un colchón duro es siempre lo mejor para la espalda. No es así: la firmeza del colchón es una cuestión que tiene más que ver con el peso de la persona
Buen colchón debe respetar la curvatura natural de la columna vertebral, boca arriba y alineada mientras duermas de lado.
Colchón rígido: Si el colchón es demasiado duro, no se adaptará a tu cuerpo porque el peso de tu cuerpo no se distribuye sobre el colchón, causándote dolores de espalda.
Colchón blando: En un colchón demasiado blando, el cuerpo se hunde y se acalora. La sensación de calor aumenta, porque no circula el aire y por otro lado la columna vertebral y la espalda no están bien sujetas, ni al dormir boca arriba, ni de lado lo que es causa de dolores crónicos de espalda durante el día.
Si tienes alguna patología lumbar consulta con tu médico cual es el tipo de colchón que mejor cumple con tus necesidades.